El compost casero es un fertilizante natural que mejora la estructura y la fertilidad del suelo, favoreciendo el crecimiento de plantas más fuertes y saludables. Para elaborarlo, reúne restos orgánicos como cáscaras de frutas, verduras, hojas secas y pequeños recortes de césped. Evita añadir productos animales o grasos para prevenir malos olores y plagas.
El proceso implica crear una pila o compostera donde dichos restos se descomponen gracias a microorganismos. Mantén la pila húmeda y aireada revolviendo ocasionalmente para acelerar la descomposición. Tras algunos meses, el material se convertirá en un humus oscuro, rico en nutrientes, listo para mezclar con la tierra de tus macetas o jardín. Usar compost es una forma sostenible de reciclar residuos y nutrir tus plantas de manera natural.

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